En la oficina, con buen humor

Me sorprende la gente que va hacia la oficina con la cara mustia. Me los encuentro en el bus, caminando desganados, arrastrando la vida por los pies… Como al matadero. Vete a saber qué basurillas acumulan en el alma. Yo voy escribiendo esto, a menudo sonrío sola, un día me tropezaré, pero voy contenta. Estresada, sabiendo que hoy se acaba el mundo (ya te lo advertí), pero contenta. Y es que la vida en la oficina es como la caja de bombones de Forrest Gump. Si estás atento más allá de tu pila de papeles, nunca sabes qué sorpresa surgirá. 

Un día puede ser un cumpleaños con pastas. Otro día el cartel del wc común con instrucciones de «vuelo». Puede que un momento baile improvisado sitevasyotambiénmevoysimedasyotambiéntedoy y otros grandes éxitos desafinados. El último momentazo tuvo sello italiano. Y es que la calefacción -o el aire acondicionado en verano- nunca están a gusto de todos. Hay quien tiene frío en las orejas y se lía la manta a la cabeza para trabajar concentrado y sin que se escape una sola idea. Gracias Stefania. Por el momento de distensión. Por darme permiso para compartir. Por liarte la manta a la cabeza. Y sobre todo por el buen humor. Así es más fácil trabajar. Trabajar contento. Como si fuera el fin del mundo, pero contento 😉 Vamos que nos vamos !!!

Buen humor en la oficina
Buen humor en la oficina

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