Lo confieso, a veces estoy en las nubes, en la luna, en Babia, absorta, perdida en mí, conmigo, más allí que aquí. Y eso, permitidmeque os diga, está más que bien: vete a las nubes!
Es lo que tiene reincorporarse al trabajo tras varias semanas de vacaciones, es el jetlag del trabajador que ha de volver a la rutina y al estrés diario poco a poco, tanteando los mails y haciendo listas de tareas el primer día, de vez en cuando pensando un poco en ayer, dn mañana… Debe ser eso estar en las nubes, no haber bajado todavía del avión -real inimaginario- que te trajo de vuelta.
Estar en las nubes tiene lo suyo, es un placer para disfrutarlo slow. Yo diría que él slow mode, la slow life, tiene algo de ese perderse. Que no es pérdida, es encuentro con uno mismo, es pensarse, es darse tiempo…
Estar en las nubes es sano, es una desconexión total. Como el que se va al pueblo y vive una semana sin cobertura -sí, se puede, es hasta recomendable, lo has probado?-. Sin wifi ni whatsapp ni nada, el teléfono relegado al viejo fijo olvidado en el rincón del polvo, el tiempo se expande y de pronto hay preocupaciones y agobios que ya no tienen sentido. Es como estar en las nubes, en tu mundo.
Dejarse ir al cielo mullido particular es también como hacer una pausa donde tienes tiempo para analizar -lo que sea que debas analizar-, la respuesta llega casi mágicamente sola.
Estar en las nubes… Qué bonito… La próxima vez que tu hijo, amigo, alumno, compañero, trabajador… Esté algo perdido y al hablarle veas como resurge de un mundo con un poco de estupor en la mirada y con evidencia de haber estado absorto, no se lo tengas en cuenta. Es posible que sus neuronas se lo pidieran a gritos y que esté procesando esa solución mágica que andáis buscando.
De hecho, durante todo el año, cada día si me apuras, deberíamos ir un rato a estar en las nubes. Pero luego se nos olvida y volvemos al ritmo de traca de siempre. Y así nos va, que a veces se nos escarcharra el avión de no ir un ratito a pasear por el cielo. Piénsalo 😉
Foto: vuelo Ibiza – Barcelona en agosto
Una respuesta a “Estar en las nubes”