Uno nace en un lugar y en una familia x por casualidad, no lo escoges, y sin embargo te determina. No digo de modo absoluto, uno siempre puede cambiar con mucho esfuerzo y constancia si no le gusta cómo es, pero el carácter, los gustos, el modo y la filosofía de vida en algo quedan impregnados por el lugar en que te criaste.
«Hay que ver, últimamente vas muy veraniega«, me han dicho hoy. Y es que, he pensado, es verano, y soy ibicenca, y el cielo azul y las temperaturas altas sacan a la isleña a pasear.
Ser ibicenca es más que vestir de blanco o ir de macro discoteca en macro discoteca. Qué duda cabe que me gusta bailar! Y que me gusta tanto el blanco que quise una boda donde todo el mundo fuera de este color. Hoy, se hecho, llevo el mono que mi madre compro especial para la ocasión y me siento estupenda en este traje con tanta historia detrás.
Pero ser ibicenca tiene que ver con mucho más, creo. Primero con el ritmo. Un ritmo más de vida que de trabajo sin descanso, que no quiere decir que no seamos trabajadores, es más un tema de equilibrio vital. En Ibiza se va sin prisa, hay tiempo para los amigos, la playa, las torradas (barbacoas) y para la vida. Segundo con la naturaleza. Sí, no sólo hay discotecas, en Ibiza sobretodo hay pinares, playas, rocas y montañas (de hasta 475 metros). Todo el mundo en la isla es en el fondo «de campo». Y tercero, el mar. El olor, el sabor, el tacto, el sonido, el color del mar que lo impregna todo.
Así que sí, llega el verano y me siento más ibicenca que nunca, me visto de blanco, corro a la playa y estoy deseando volver a pisar mi isla, ya!
Y tú, de dónde eres?