Hay que ser POSITIVO

El Mediterráneo, tan nuestro, tan azul, tan cálido, tan presente, tan nuestro, siempre ha sido fuente de felicidad para mí. Sus playas, escuchar las olas, bañarme, mirarlo… Pero tiene una cruz enorme a su bonita cara: demasiados muertos yacen en sus aguas. Demasiadas ilusiones de libertad y paz se ahogan cada día en sus aguas. 

Los balseros que arribaban muertos a las playas huyendo de la pobreza era triste, demasiado. Es, todavía es. Pero el drama de los refugiados, esos niños y bebés muertos, esas madres, padres, jóvenes, que huyen del horror y encuentran puertas cerradas, billetes de vuelta, desprecio o la muerte en la huida… Eso es un verdadero horror que no tiene  cara con qué mirarlo. 

Qué vamos a hacer, mi Mediterráneo? Qué hacemos con tanta cuna de culturas, filosofía y la Europa de la derechos humanos? Cómo nos bañaremos en tus aguas llenas de muerte? Llenas de mirar a otro lado? 

Se nos olvidará. Nos cogerá agosto por banda y nos gastaremos pequeñas (o grandes) fortunas para disfrutar de tus playas y tu brisa… Mientras siguen muriendo… No es bueno para el turismo pero es verdad. 

No quiero ser infantil ni buenista. Pero sigo teniendo esperanza. De que cunda el buen ejemplo de tantas casa abiertas y manos que ayudan, gestos que suman. De que reaccionemos. Muchos lo han hecho y colaboran. Mira ProActiva Open Arms. Quizá no puedas y no quieras ir a lanzarte a Grecia a rescatar a nadie. Tienes hijos, una vida… Yo también. Yo tampoco iré a Idomeni. Pero protesto. Y tengo fé en un cambio. Porque es ridículo que al mismo tiempo que la policía desaloja todo un campamento de refugiados se nos llene la boca -y los telediarios- con que hemos acogido 20 refugiados. 20!!! Nadie ve nada raro? 

Está bien, seamos positivos, denunciemos, protestemos, votemos, intentemos hacer algo para salvar nuestra felicidad en el Mediterráneo.