Hay que ser POSITIVO

Al final… felices los 4.
Estamos bien.
Positivos en todos los sentidos (y conservando el buen humor). Qué remedio.
Distancia.
Encierro.
Mascarillas.
Lejía.
Videollamadas.
Test de antígenos.
Más positivos. Uno tras otro. A pesar de dividirnos la casa y mantenernos en nuestros rincones y rezarle al agua con jabón y a santa mascarilla.
Al final es casi más fácil estar todos juntos, la verdad.

No dejo de pensar que pese a todo somos muy afortunados. De qué nos haya pillado una variante que es como una mala gripe y ya. Que nos haya pillado vacunados. Informados. Con el congelador lleno (ha llegado el momento de ir gastando lo acumulado). Somos afortunados de haberlo cogido sin tener demasiados contactos estrechos por los que temer. De qué los niños se lo toman como una aventura más que se convertirá en anécdota. No dejo de pensar lo terrible que fue cuando había centenares de muertos y afectados graves al día, cuando no sabíamos y todo daba un miedo atroz. Menos mal de nuestros servicios médicos y de todos los profesionales que siguen sosteniendo nuestra salud. Esperemos que todo esto quede como una anécdota más y no tengamos que lamentar síntomas que persisten, fatigas crónicas ni familiares graves. Ojalá todo esto quede como un “té acuerdas cuando” para nosotros. Y sin embargo… Cuidaos, por favor, mucho. A la vista está que todas las precauciones no son siempre suficientes (los reencuentros y abrazos también eran necesarios, en mi opinión). Solo espero que si finalmente os pilla el bicho en esta carrera cada vez más difícil de ganar (al final era como si nos acorralara y nos fuera tirando uno tras otro como fichas de dominó), os sea tan leve como nos está siendo a nosotros. Pero no levantéis la guardia, me temo que aún hay mucha gente y muchas familias pasándolo muy mal con el virus. En fin… Terminemos en positivo. Ojalá hayáis empezado el 2022 bien bonito y podamos decir al acabar el año que esta vez sí que sí que todo mejoró. Sus quiero.