«Apaga las luces al salir».
Hoy he sido la última en salir por la puerta y me he topado de bruces con la abigarrada estantería del salón.
«Que lo más importante sea lo más importante» me ha susurrando Víctor Kuppers. Y me he dicho que dónde la gente ve cachivaches y desorden yo veo reflejado lo importante en la estantería.
Te dirán que hay que limpiar, ordenar, descartar, quedarse con lo esencial, que los recuerdos se guardan en la mente. Pero quienes tenemos familiares que pierden la menoria por las esquinas, ellos que atesoraban la historia familiar, sabemos que tener cachivaches de valor sentimental sirve para iniciar conversaciones y recuerdos de lo importante.
Yo veo libros que son inspiración. De aventuras, de poesía, de lengua, de sexo.
Veo rosas del desierto de nuestra luna de miel.
Veo el jarrón de latón de mi bisabuela, mi herencia de la que viajó de un lugar a otro con la familia a cuestas huyendo de guerras mundiales.
Y en el jarrón, una rosa de Sant Jordi de plastilina hecha con mucho amor.
Veo fotos de sonrisas acumuladas. Veo música. Veo piedras recogidas en la playa en largas tardes de felicidad. «Haz lo que te haga feliz«, «I love you to the moon and back«. Y mientras apago luces y cierro la puerta, veo hogar.
***
Me uno al reto en Instagram de #febrerosinedulcorantes de Victoria Peñafiel y paso de espectadora a parte de esta iniciativa: una foto diaria en febrero que muestre tu vida real, sin edulcorantes, sin filtros. Porque ser positivo es aceptar la vida como es. Intentaré hacer una reflexión diaria sobre «la felicidad de las pequeñas cosas».
¡Qué bonito!
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Gracias Helena.
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