Deprisa. Demasiado deprisa.
Los estudios, los trabajos, las parejas, los hijos… Vamos corriendo a todas partes mientras la vida se nos escapa, como la arena del reloj, y no nos damos ni cuenta. Estamos demasiado ocupados en lo que sucede y en lo que ansiamos como para pararnos a pensar.
Pensar.
Si lo que hacemos es lo mejor. Lo óptimo.
Si hacia dónde vamos es realmente lo que deseamos, o si vamos en pos de un sueño antiguo que no nos hemos dado cuenta que está caducado. O peor, si corremos tras el sueño de otro.
Pensar.
Si lo que ahora sucede viene de algo que hicimos, o que no hicimos. Si tiene remedio. Si puede cambiar.
Pensar.
Pararse. Y pensar.
Pensar para que luego todo fluya mejor. Para desbloquear. Pararse a pensar para no perder el tiempo. Para dejar de correr. Para que no nos pase como dice la canción… No tengo tiempo para pensar que no tengo tiempo de pensar que no tengo tiempo…
La cuestión de las prisas y el tiempo no es nueva. Lo cantaban hasta en electro pop de los 80.
¿Tampoco tienes tiempo para entender?
Para.
Piensa.
…
***
PD: ayer me levanté también musical, para levantar el día, para acompañar mi rutina para una sonrisa. Si queréis música para levantar el animo, ahí está 😉
Del VDLN: para saber más, conocer las reglas, y cómo participar puedes verlo todo aquí.
¡Cuánta razón tienes! Corremos de un lado para otro sin parar y sin pensar con la frase «no tengo tiempo» como cantaban Azul y Negro.
Un saludo.
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A ver si conseguimos para un poco, que tantas prisas no pueden ser buenas.
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