Depende, ¿de qué depende?, de según como se mire, todo depende… Ya lo decía Jarabe de Palo, según como se mire… Qué duda cabe que vivimos y construimos el mundo con nuestra mirada. Decía Vincenç Fisas en el postgrado de cultura de paz que hay que ponerse las gafas de la paz, la empatía, la negociación y la no violencia para construir una verdadera cultura de paz. Y ya veis, vivo el mundo un poco color de rosa, ingenua, confiando, pensando que la gente es buena por definición y que las malas personas -que las hay- son minoría. Y luego, ves un telediario, lees la prensa, y la actualidad te sobreviene…
Recuperó mi reflexión de ayer en Facebook… Después de saber sobre el atentado de Niza, antes del intento de golpe de estado en Turquía esta misma noche, mientras -seguro, aunque no saliera en las noticias- cientos de personas se ahogaban en el mar Mediterráneo hundiendo su sueño de una vida mejor…
Dónde vamos a parar con tanta violencia? Los ataques terroristas, obvio que me repugnan. Los de aquí y los de allí, si es que hay alguna distancia entre aquí y allí. Pero luego están las reacciones, los comentarios, los ataques verbales en masa a uno que no abrió la puerta del restaurante -sin saber que dentro el aforo estaba completo y que se vivía una historia de histeria-. Luego están los que se alegran de la muerte de un torero (y soy antitaurina, pero no me alegro, joder). Luego están los que ante la violación colectiva dicen sin vergüenza «seguro que iba provocando«. Luego… Me repugna la violencia terrorista, pero la violencia que traslucen los comentarios en la prensa me hacen perder la fé en la humanidad. He empezado el día con el post «voy a pasármelo bien«, y la intención está, pero francamente, ahora mismo estoy más bien Mafalda «que paren el mundo que me bajo aquí«.
Sí, todo depende de cómo mires, hacia dónde, y de cómo actúes después. Estoy convencida que la mirada influye en tu modo de vivir, educar, relacionarte, y hasta de respirar. Y se respira mejor con esperanza, con ganas de seguir adelante, con proyectos, con lucha (pacífica) por unos ideales, defendiendo lo justo, clamando ante lo injusto, educando en el cariño… Pero, uf, cómo cuesta a veces ser positivo sin ser un inconsciente de cómo está el mundo y lo que en él sucede. Finalmente, ser positivo no es ignorar la realidad y mirar hacia otro lado, es es creer que aún se puede arreglar, que puede mejorar.