Buscad en viejos baúles y armarios de vuestras abuelas. Podéis pasar un buen rato como yo. Por ejemplo, puedes encontrar un viejo cuaderno en plan diario de vacaciones repleto de caricaturas de tus abuelos y tus tíos.
Y puedes… Morirte de la risa porque tu abuelo era tal cúal: pelo cepillo, alérgico a bañarse… Y estallas en carcajadas ante la atónita mirada de tu abuela que te acompaña en cuanto descubre el motivo de tanta hilaridad. Hay que saber reírse de uno mismo, espero que mi abuelo disfrutara de la caricatura que le hizo el caradura de su hijo en 1969. Yo solo puedo darle las gracias a mi tío Philippe Wyser por haberme hecho reír tanto.