La felicidad era eso, tan simple, tan plácido. Mirar el fuego, su vaivén, oír el crepitar de las llamas, ver el rojo de las brasas. Y dejar la mente vagar. El yoga y la meditación están bien, pero mirar una hoguera y dejarse llevar, más.
La felicidad era eso, tan simple, tan plácido. Mirar el fuego, su vaivén, oír el crepitar de las llamas, ver el rojo de las brasas. Y dejar la mente vagar. El yoga y la meditación están bien, pero mirar una hoguera y dejarse llevar, más.