No ver el tiempo pasar

Hay una belleza punzante en ver la vida pasar.

Hay detalles nimios como ese cactus que un día decidiste trasplantar y poner en un rincón del patio. Cuándo quieres darte cuenta han pasado un par de años y el mini cactus de mini maceta se ha convertido en un bate de béisbol con pinchos y unas flores espectaculares.

Me pasa con los cumpleaños de los niños, los finales de curso, los veranos que vuelven una y otra vez a tocar a mi puerta. Parece que fuera ayer que empezó el invierno y que celebramos y la Navidad. Y sin embargo, aquí estamos de nuevo, a las puertas de ir en tirantes, el cactus florecido y yo alucinada de no haber visto el tiempo pasar.

Como decía en mi pequeño homenaje póstumo al gran Punset, hay semanas que pasan como si fueran vidas.

Será que he aprovechado el tiempo, será que he vivido día a dia mi cotidianidad. Será que hay días que se nos van tontamente. Será… Que no vemos el tiempo pasar, porque hay algo punzante en darse cuenta.

PD: ¿has llamado ya a tu abuela para haceros mutuamente felices? Ese sí es un tiempo que pasa inexorable…


3 respuestas a “No ver el tiempo pasar

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