La vida aburrida

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Me declaro fan de la vida aburrida. Brindo por muchos más años de aburrimiento junto a ti. Y es que no hay nada como escuchar las tormentosas historias de amigas que tienen vidas «interesantes» para que te entre un suspiro interno de «mejor me quedo aquí».

No hablo de renuncia, no hablo de resignación, hablo de un día a día tranquilo, de un vivir feliz con lo mucho que se tiene, sabiendo que es mucho, apreciando que se tiene.

Hablo de aburrirse juntos de cogerse la mano por la calle aunque haga más de un decenio que el gesto perdió los nervios de la primera vez. Hablo de ese roce casual en el sofá. De los besos de «que pases un Buen Día» sabiendo que mañana y pasado y pasado pasado mañana habrá otro beso en la puerta.

La intensidad de la novedad, las historias truculentas o los amores tormentosos están bien para una temporada y para echarse unas risas (por no llorar) con el «no te vas a creer lo que me ha pasado»… La intensidad está bien una temporada pero acaba por dejar socavones en la autoestima y la soledad, no vale la pena aunque te hagan la vida interesante.

Así que yo prefiero brindar por el aburrimiento. Quiero aburrirme, no de ti ni de nosotros, quiero aburrirme contigo. Que dicen que el aburrimiento estimula la imaginación. Y si el aburrimiento es estar en esta placidez cotidiana, con la sonrisa al viento y la felicidad sencilla tendida, yo, brindo por la vida aburrida.


3 respuestas a “La vida aburrida

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