Vuelvo. A medio gas, como se suele volver de un tiempo de desconexión -en el sentido literal de la palabra… si aún estás de vacaciones y me estás leyendo, apaga ese wifi! Disfruta de tu retiro sin enviar fotos para demostrar lo bien que estás, mejor disfruta de verdad sin filtros. Ya nos vemos à la vuelta-.
Así que vuelvo, a medio gas. Dispuesta a leer centenares de mails e irme poniendo al día poco a poco mientras aún oigo crepitar el fuego…
Vuelvo…
Y mientras ando ensimismada me dicen: «Eso sí que es estar buena». Con voz de obrero, o de camionero, ya me entiendes. Es entre placentero e indignante. Gana la coqueta que regresa algo triste de vacaciones por encima de la feminista que susurra «es sólo por tu escote, querida, no te emociones».
Y me acuerdo hace dos días en el metro del señor de edad indeterminada entre los 60 y los 70 que sonriente me dijo:
–Ahora que te veo, tienes que ir a ver la pelcilado «50 primaveras». La vi el miércoles y es preciosa y pensé que se la recomendaría a todas las mujeres…
Bien es cierto que éramos más mujeres y solo me lo dijo a mí, y que tras su galantería añadió…
–Ves a verla y me cuentas, si quieres te doy mi número de teléfono y me dices qué te ha parecido «50 primaveras»…
Ummm, originalmy simpático fue el hombre, pero lo de «50» es por algo?
–Es por las tetas- seguís susurrando mi mente aguafiestas…
Y así, vuelvo…
Yo también me digo lo de las tetas cuando me sueltan un piropo. Somos unas autoaguafiestas perfectas…
Feliz slowvuelta (aún me queda una semana jeje)
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Es cierto que somos unas aguafiestas, aunque por lo menos nos damos cuenta, el primer paso para ponerle remedio!
Qué suerte tienen algunas con súper vacaciones, eh? 😉
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