– Cuánto me quieres? – pregunta la madre tontamente mientras da el beso de buenas noches.
– Infinito… No! Mucho más que infinito – responde el hijo con sinceridad absoluta, a pesar de la regañina inmediatamente anterior por no ponerse el pijama tras por lo menos diez peticiones… Imaginad un rencoroso adulto… La respuesta hubiera sido un gruñido ininteligible, me juego algo!
– Más que infinito no puede ser, infinito el el máximo – explica la madre como si las matemáticas adultas tuvieran algo que aportar al conocimiento intuitivo infantil. Ingénua!
– Más que infinito porque el amor supera al infinito, mamá.
Y ante esta aplastante lección de poesía matemática del querer infantil y de física de la vida, la adulta no tiene nada más que añadir. En boca cerrada no entran moscas. Feliz lunes!
PD con moraleja: Debo deciros que además de que el amor lo supera todo, incluso al infinito, porque es el más fuerte (me parece que somos una familia de románticos), las hormigas ganan a los dinosaurios (sobre todo a los rex) que son demasiado grandes para ver a las hormigas que además puedes excavar y esconderse en la tierra o la hierba. Por si no lo sabíais… He considerado que es una información de interés general 😉
Verdad verdadera
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Verdad… Que el amor gana, que es infinito, que los niños son naturalmente sabios… Todo verdad y nada más que la verdad 🙂
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