Las mujeres cuentan (bis)

Es el día después del 8 de marzo, pero todos los días son el día de la mujer… Hemos ido mis hijos y yo a manifestarnos. Hemos gritado «viva la revolución feminista», porque soy feminista y tú también aunque no lo sepas…  Y claro, he tenido que explicarles a dos niños de seis años qué era feminismo y la revolución. Hemos gritado «ni una menos» (aún no entienden porqué se mata a las mujeres, yo tampoco). 


Hace un año escribí una carta abierta a mis hijos desde las entrañas, para que respeten, defiendan y estén con las mujeres cuando sean hombres. Y desde las entrañas sigo pensando palabra a palabra lo que escribí. Por eso recomparto aquí el post «Hijo, no dejes a las mujeres solas» publicado originalmente en «Un par de dos» en 2016. Vuelvo a compartir esta carta abierta a mis hijos porque LAS MUJERES CUENTAN!

Queridos hijos, esta es de las enseñanzas más importantes que podré transmitiros jamás así que abrid bien los oídos: las mujeres cuentan. Sí, las mujeres valen. Son vuestras iguales. Tienen opinión, sueños, objetivos, ilusiones, ideas. Las mujeres pueden hacer lo que quieran, como vosotros. Y espero que eso quede muy claro para siempre. Porque en este mundo hay quienes piensan que las mujeres cuentan menos, que hay cosas que no pueden o no deben hacer, y si las las hacen merecen ser castigadas, piensan que que solo son caras bonitas para decorar, o peor, que son cuerpos para disfrutar o moneda de cambio, carne de trato o chantaje. Hay quienes creen que las mujeres no pueden viajar sin un hombre a su lado que las proteja. Y si lo hacen y las violan o matan, porque se lo habían buscado. Por ir «solas», por llevar minifalda o enseñar el tobillo. Hay quienes quieren mantener a las mujeres encerradas, encorsetadas, ligadas. Y eso, hijos, es triste. Porque vosotros como hombres no podréis disfrutar de la libertad si ellas no lo hacen.

Os voy a confesar una cosa: vuestra madre ha viajado sola. Pero sola, sola. También ha ido»sola» con amigas, con uno, con dos, o con tres. Vuestra madre ha viajado en pareja y en grupo. Y sí, la han piropeado, de un modo halagador pero gratuito y de modos obscenos e incómodos; a vuestra madre la han perseguido por la calle, acorralado en algún portal o incluso violentado cuando estudiaba tumbada en el césped de un campus universitario en shorts. Por suerte, aunque vuestra madre gritó a plena luz del día o en calles muy concurridas (porque las mujeres deben cuidarse de andar en lugares oscuros y solitarios), al final no pasó «nada». A parte del miedo, la humillación, la maldita culpa, no pasó «nada» más grave. Pero hubiera podido pasar. Y los titulares me hubieran culpabilizado. Por ir vestida de tal o cual manera, por no haber chillado más fuerte, por no haberlo visto venir y haber huido rápido, por ingenua, o por lista…

Vuestra madre ha tenido que oír en entrevistas de trabajo preguntas sobre su intención o no de tener hijos, o de cuidarlos, ha sido pagada menos que un hombre, mirada de canto por estar embarazada. 
Pero por suerte vuestra madre ha nacido en Europa, y a pesar de los micromachismos y la violencia simbólica, de palabra, de gestos o institucional, vuestra madre ha podido estudiar hasta el final, trabajar, votar, opinar, elegir su casarse o no y con quién. Y vuestra madre viaja sola. O acompañada. O como le da la gana. 
Por eso, hijos, pensad bien lo que decís y hacéis. No os burléis de vuestro amigo diciendo que es un «nenaza» o un «mariquita» como si ser alguien sensible fuera algo malo, como si ser homosexual te convirtiera por arte de magia en alguien «femenino» de un modo peyorativo o si como cualquiera de estas circunstancias fuera motivo de burla y desprecio. No se os ocurra llamar a aquella chica «fresca» o «zorra» porque haya estado con una a mil parejas o porque haga cosas que os desagraden. No despreciéis a vuestro superior porque es mujer. Indignaros y protestad si algún día sois padres y no podéis conciliar o vuestra mujer, si tenéis una pareja femenina, es despedida por ser madre. 
En el mundo seguirán habiendo hombres y mujeres machistas, violentos, subordinadas… Así que defended a los débiles! Gritad, intervenid, sacad los colores… 

Porque, hijos, las mujeres cuentan. Las mujeres valen.



5 respuestas a “Las mujeres cuentan (bis)

  1. Me ha encantado! Y es que a los chicos/hombres también les afecta el machismo, cuando les hacen creer que tener sentimientos o mostrarlos es malo; cuando se les llama calzonazos por el mero hecho de respetar y no imponerse a lo macho ibérico, cuando se ríen de ellos cuando piden conciliar, y muchas más cosas… Y como dices, si te pasa algo luego encima te puedes encontrar con una jueza que te pregunta si «te cerraste bién fuerte de piernas», o lindezas por el estilo… Y eso aquí, vete a sitios como congo, que encima que las violan luego las rechazan su marido y su familia, en vez de condenar al malnacido que la violó. El feminismo es súper necesario… Besos!

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    1. Y tanto que les afecta!!! En su día a día, sus relaciones, su personalidad, en su paternidad, en su carrera profesional… Lo triste es que no se den cuenta, que ya les esté bien el status quo, que no sean conscientes de todo lo que pierden por el camino a cambio de esa supuesta supremacía y el poder…

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