En la vida necesitas compañeros. Esas personas que te cruzas en el colegio o el trabajo y que te sonríen, acompañan, apoyan, te hacen la vida fácil y te ayudan a pasar el rato. Puede que luego se conviertan en algo más, en amigos, o que se queden en compañeros y cuando la vida cambie, que cambia, queden en el camino.
He tenido la suerte de tener muchos y grandes compañeros. Y unos pocos muchos han acabado siendo amigos. Debería decir amigas para ser estricta con las proporciones.
Gracias. A todas. Por la corona de princesa el día de mi cumple. En abrazo sorpresa. Las pegatinas con mensaje. Los post-it que hacen sonreír. Las confidencias.
Me encanta haber encontrado gente de todo tipo y se me abre la sonrisa pensando ser tu chica de los viernes, la amiga hippy de la divina, la que bajó a tomar un café con conversación uruguaya, la peque de la oficina, o la mami, la revolucionaria, o la que pone orden. Me gusta ser una de la dos isleñas que se encontraron en la ciudad. O la ibicenca que descubrió Cornellà.
Me hace feliz ser vuestra compañera 😉
PD: Gracias Teresa por las pegatinas, los tés, por gustarte mi nombre y por la foto que ilustra el post 😉